— Escucha lo nuevo —
Reflexión sobre la validez de criticar la herencia colonial desde una identidad mestiza y el impacto de estos actos en la memoria colectiva: Descolonización. ¿Cambiar el relato histórico es borrar el pasado? Este artículo discute el simbolismo detrás de la eliminación de monumentos y nombres coloniales.
Vamos directo. Si bien derrumbar estatuas o cambiar el nombre de las calles, no cambia los hechos históricos, ya que los eventos del pasado son inmutables. Sin embargo, sí cambia la narrativa o la forma en que la historia es interpretada, presentada y recordada.
El simbolismo en los monumentos y los nombres de los lugares públicos es una manifestación de los valores y prioridades de una sociedad en un momento dado. Al retirar estatuas o cambiar nombres, lo que se busca es reexaminar el significado de esas figuras y ajustar la memoria colectiva a una nueva visión de justicia histórica.
INDICE
¿Cambia el relato o solo la representación?
Lo que estos movimientos pretenden no es alterar los hechos históricos. Sino más bien reflexionar de forma crítica y fundamentada la manera en que se han celebrado o presentado ciertos personajes o eventos. Por ejemplo, las figuras como Cristóbal Colón o Hernán Cortés han sido presentadas históricamente como “héroes” o “descubridores”. Mientras que para muchos representan opresión y explotación. Cambiar la representación de estos personajes en el espacio público puede influir en cómo las futuras generaciones entienden la historia.
Descolonización búsqueda de la identidad mestiza
El hecho de que muchos de los que promueven estos cambios no sean indígenas “puros” sino mestizos o descendientes europeos es un punto interesante y complejo. En América Latina, la identidad mestiza es dominante, y la mayor parte de la población tiene tanto herencia indígena como europea.
Esta mezcla ha creado una identidad híbrida, que incluye elementos de ambos mundos. Pero eso no significa que la herencia colonial no pueda ser criticada o revisada.
Incluso aquellos que tienen apellidos europeos o una mezcla genética pueden sentir una conexión histórica o cultural con las culturas indígenas o afrodescendientes. Muchos consideran que su identidad está más alineada con las luchas y los valores de los pueblos originarios, aunque no lo sean genéticamente.
Esto se debe a que el mestizaje en sí mismo es resultado de la colonización, que también trajo consigo violencia, esclavitud y explotación.
¿Es válido que los mestizos o descendientes europeos promuevan estos cambios?
Desde una perspectiva cultural y política, sí es válido. La historia de la colonización afecta a toda América Latina, independientemente del origen étnico individual. La crítica a la herencia colonial no es necesariamente una cuestión de genética o pureza racial, sino más bien de justicia histórica y de cómo se enfrentan los legados estructurales de esa colonización, como el racismo, la desigualdad y la marginación de comunidades indígenas y afrodescendientes.
Además, la identidad no es solo cuestión de ascendencia, sino también de autoconciencia y solidaridad con ciertos valores o movimientos sociales. Por ello, un mestizo o descendiente europeo puede sentir que tiene el deber de abogar por el reconocimiento de los daños históricos y por la justicia para los grupos oprimidos.
Reflexión filosófica sobre la Descolonización
Desde una perspectiva filosófica, esto nos lleva a pensar en el concepto de identidad colectiva y cómo las sociedades eligen recordar y representar su pasado. Derrumbar estatuas no es un intento de borrar el pasado, sino una reconfiguración simbólica de qué aspectos de ese pasado queremos destacar o cuestionar. Lo que se está haciendo es reinterpretar la historia, buscando dar voz a aquellos que fueron oprimidos.
Por lo tanto, aunque el mestizaje y la herencia europea están presentes en estos movimientos, lo esencial aquí es el acto de recordar de manera justa y corregir las narrativas históricas que glorifican o ignoran los aspectos más oscuros de la colonización.
Conclusión
La descolonización es más que derribar estatuas y cambiar el nombre de las calles, y no cambia los hechos históricos, pero sí cambia cómo se recuerda y se interpreta esa historia. Y aunque los promotores de estos cambios no sean siempre indígenas “puros”, su posición es válida en la medida en que buscan justicia histórica y representación equitativa. Un proceso de introspección y acción que nos lleva de la conquista a la resistencia en búsqueda del renacer de América Latina.
El mestizaje es un recordatorio de la complejidad de la identidad en América Latina, y no impide que las personas aboguen por un cambio en la forma en que se celebra o se critica la herencia colonial.